La Ley Primera
Nuestro arribo a la capital Uruguaya fue muy temprano en la mañana. Ni siquiera los locales del aeropuerto estaban abiertos y el sol recién comenzaba a despabilarse entre algunas nubes que se abrían a su paso. Rápidamente luego de averiguar cual era la forma mas económica de llegar al centro, tomamos un colectivo y guiándonos con un pequeño mapa de la ciudad, llegamos al hostal que habíamos reservado de antemano, justo frente a
Centrado en el medio del enorme Parque Batlle y Ordóñez, cientos de trabajadores inmigrantes erigieron este estadio en el lapso de 9 meses, para que la elite del futbol mundial tuviera su primer gran chance de encaminar su futuro al negocio multimillonario que es hoy en día el futbol; sin dudas el deporte mas popular del planeta. Acompañado de un amplio campo de deporte dotado de varias canchas auxiliares, una pista de atletismo y el velódromo municipal, el parque es un lugar ideal para hacer caminatas y ejercicio, respirando el aire puro de sus arboledas; pulmón de la urbe uruguaya.
Cerca del mediodía partimos desde la súper organizada terminal de Tres Cruces hacia Colonia del Sacramento, patrimonio histórico del Uruguay. En solo dos horas de bus nos encontrábamos inmersos en plena historia de combates y disputas territoriales en lo que es una ciudad que parece haber detenido sus relojes allá por el 1800 cuando todavía portugueses y españoles se disputaban las costas charruas. Es que Colonia era uno de los puertos latinoamericanos más importantes sobre la costa oriental y por su cercanía con Buenos Aires, hacia que comercialmente fuera hasta más fuerte que Montevideo. Pero finalmente en contrapunto con
Fortificada con una muralla con cañones y una puerta colgante de entrada; casas de piedra, grandes árboles y calles adoquinadas que alguna vez sufriesen el caminar de tropas europeas; Colonia es una ciudad digna de recorrer y disfrutar. Grupos de jóvenes tocando música de candombe por las calles le dan un aire aun mas folklórico a los parques y las bombillas de los mates recibiendo el beso apasionado de los colonienses sentados sobre la muralla con el caer del sol frente a sus ojos detrás del Río de
Era tiempo de regresar a pasar la noche en Montevideo, para despertar al otro día y recorrer algunos edificios históricos y las playas de Pocitos. A pesar de ser playas sobre el aun Río de
Así, aunque un tanto apresurado, conocimos la capital del país culturalmente más cercano a
No en vano lo dijo Martín Fierro: “…los hermanos sean unidos, porque esa es la ley primera, tengan unión verdadera, en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos se pelean, los devoran los de afuera…”
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